A pesar de los pesares y tras sufrir la incógnita que supuso hasta el último momento la celebración de la edición número catorce del festival, este emblemático encuentro estival pudo regresar para dinamizar las noches de los viernes de la comarca norte.
Uf. Escapamos. Con un día menos de programación, pero escapamos.
La financiación de este año vino del Ayuntamiento de El Sauzal, el Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias y Teatrofia Clown Company.
Ni doce más uno ni seis más siete. Trece. Con todas las letras. Se dice pronto, pero son unos cuantos años hacendo un festival. En los tiempos que corren, sí, y en los que han corrido hasta ahora también.
Estamos en crisis, una verdad como un castillo siempre que a continuación se aclare que se trata de una crisis de vergüenza, desde luego. Pero de eso ya hablamos en el CrisiX Festival del año 2009. Desde entonces, y desde mucho antes también, tal como ahora, cuando alguien nos dice que no hay dinero nos entra un come come entrañas arriba que nos revuelve un poco las tripas. Supongo que todos tenemos a mano claros ejemplos de ambas certezas y pruebas más que evidentes de que lo que necesitamos en que haya mucha vergüenza, pero de la buena, no de la ajena, que de esta última ya estamos más que sobrados. Necesitamos que la vergüenza se instale en las mentes de quienes no la tienen, llámese pepito grillo, conciencia o como quiera.
También necesitamos cultura, mucha cultura, y educación, y respeto, y un sin fin de cualidades que por lo visto se han ido perdiendo mientras ganaba el individualismo, el sálvese quien pueda y el ah… como eso no va conmigo o no me afecta…
Deberíamos parar. Para coger fuerzas. Tomarnos unas cervezas y aprovechando que por lo pronto nadie ha conseguido recortarnos el aire que respiramos, inspirar con calma, profundamente, y cagarnos en todo aquel que vaya en contra de los principios y derechos básicos.
Porque lo que hay es muuucho cuento, pero mucho.