2016 lo dedicamos a esos queridos blatodeos que desde los inicios del festival han compartido cosas con nosotros que nadie creería.
A nosotros nos pareció divertido, pero hubo quien chilló.
La financiación de este año vino del Ayuntamiento de El Sauzal, la Fundación CajaCanarias, el Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias y Teatrofia Clown Company.
Nos parece que después de diecisiete años de festival, Verano de cuento no debería desaparecer, que entre nosotros, dos colacaos parece que le quedan, y sin embargo es unánime la idea de que las cucarachas, que llevan en la Tierra unos trescientos cincuenta millones de años, poco más o menos, deberían irse de vuelta al Carbonífero y dejar en paz nuestras noches veraniegas.
Y ya ven, ellas siempre han estado aquí y seguirán estando por más que gritemos como posesos en cuanto descubramos una al encender la luz o al levantar una tela. De hecho, si ustedes se quedasen a recoger el tenderete este que montamos todos los años para poder hacer esto que hacemos cada viernes de verano, descubrirían hasta qué punto, estos blatodeos se involucran en el festival. Quizá las cucarachas se queden hasta el final sólo para susurrarnos cositas al oído, cositas que no hay dios que oiga con los gritos que damos al verlas, cositas relacionadas con cómo poder sobrevivir tantos años adaptándonos a los nuevos tiempos con las mismas antiguas miserias.
Nosotros desapareceremos, este festival desaparecerá, lamentablemente, pero ellas no. Ellas sobrevivirán, sobrevivirán a pesar de las políticas de los políticos, a pesar de que nadie parezca interesado en si son o no populares. Las cucarachas han estado en Verano de cuento todos los años, sin perderse ni uno, y han sido los únicos bichos que jamás han faltado a esta cita, si no contamos al calvo, claro. Sólo que ellas no necesitan cerveza.